lunes, 20 de enero de 2014

4º trabajo

 

            Jabalí de Erimanto

  En el camino hacia Erimanto, yo hice una parada para visitar a mi amigo el centauro Folo, quien en memoria de tiempos lejanos compartió con migo su comida y su vino. Pero los otros centauros, al oler el vino que estaba especialmente reservado para nosotros se enfurecieron de tal manera que me atacaron , primero los rechacé y luego con mis flechas envenenadas maté a varios de ellos mientras los demás se retiraban. Pero por mala suerte a Folo se le cayo una flecha en el pie envenedandolo. Retome el trabajo que tenía que finalizar, encontré al jabalí  y, persiguiéndolo durante varias horas, lo fui acorralando a una zona cubierta de nieve donde, saltando sobre su lomo, lo  até con cadenas y me lo llevé a Micenas vivo.


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