4º trabajo
Jabalí de Erimanto
En el camino hacia Erimanto, yo hice una parada para visitar a mi amigo el centauro Folo,
quien en memoria de tiempos lejanos compartió con migo su comida y su
vino. Pero los otros centauros, al oler el vino que estaba especialmente
reservado para nosotros se enfurecieron de tal manera que me atacaron , primero los rechacé y luego con mis flechas envenenadas
maté a varios de ellos mientras los demás se retiraban. Pero por mala suerte a Folo se le cayo una flecha en el pie envenedandolo. Retome el trabajo que tenía que finalizar, encontré al jabalí
y, persiguiéndolo durante varias horas, lo fui acorralando a una zona
cubierta de nieve donde, saltando sobre su lomo, lo até con cadenas y me lo llevé a Micenas vivo.
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